Un Tranvia llamado diabetes

De repente un día te dicen que tienes que coger un tranvía para ir al trabajo, para ir de vacaciones, para comer, para dormir, para todo, un tranvía que hasta ese día no necesitabas coger, porque antes ibas siempre en coche, pero eso se ha acabado, para siempre.

Te dicen que tranvías son, que estaciones, que cuestan (normalmente gratis, menos mal), y poco más.

No te dicen a que parada tienes que ir para cada cosa, si tienes que hacer transbordo ? porque te dan unas tablas con los horarios, las paradas, pero no entiendes nada, y además no aparece información de en que paradas esta cada cosa a la que quieres ir.

Así que te dicen que preguntes al jefe de estación, que él sabe todo eso.

Lo normal es que el jefe de estación solo sepa los nombres de las paradas, lo que se tarda en llegar, y poco más.

Los hay incluso que cuando les preguntas se limitan a darte la misma tabla que ya tienes, o que te contestan a tu pregunta concreta y miran a otro lado por si hay alguien en la cola esperando.

Estas muy desesperado, te encuentras en una estación vacía, muy vacía, solo ves gente en la cola del puesto del jefe de estación, que se ha ido y no sabes ni siquiera por donde se baja a los andenes.

Y aunque finalmente llegas a coger los tranvías, estos van vacíos, y si consigues llegar a la parada es como si hubieras llegado de casualidad.

Por fortuna hay otros jefes de estación que no son así, que cuando les preguntas te explican muchas cosas, cosas que al principio no entiendes, y que con el tiempo vas pillando.

Y entonces coger esos tranvías se te hace más llevadero, te acostumbras a ellos y vas aprendiendo que paradas son para cada cosa, que diferentes recorridos hay, que hacer si un día se para el tranvía en mitad de la vía, que hacer si un día llegas tarde?

Y puede resultar que no te conformes, o incluso que el jefe de estación te anime a aprender cosas nuevas, formas distintas de ir a los sitios, sitios nuevos a los que ir, y preguntas a la gente que poco a poco ha ido apareciendo en la estación, en los tranvías, y aprendes de ellos, y cuando aparece uno nuevo le explicas lo que sabes.

La verdad es que te acostumbras a ir en tranvía, y de vez en cuando te encuentras con los jefes de estación, a los secos que se limitan a repartir los horarios ni los miras, a los otros les sonríes, y te paras a hablar con ellos, por agradecimiento y por si algún día necesitas ir a algún sitio que no conoces y ellos te pueden echar una mano.

Si, te acostumbras, aunque sigues echando de menos el poder ir en coche, como ibas antes, sin depender del jodio tranvía.

Saludos,

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