«A la diabetes hay que tratarla como a tu pareja, todo va bien si la tratas bien»
«¿Una lección? Si se dan 5.000 pasos al día, se come 5 veces, con 5 raciones entre fruta y verdura y 5 gramos de sal, tendremos buena salud»
Se le califica de eminencia en el tratamiento de la diabetes, y nada más justo. Alfonso López es un hombre apasionado por la Ciencia y la reparte con generosidad; creo que tienen mucha suerte los enfermos que caen en sus manos.
Por su capacidad explicativa, su persuasión y la paciencia con que trata de hacerse entender entre los más profanos.
Después de escucharle los conocimientos que se adquieren relativos a esta enfermedad son diáfanos; creo que la Universidad ha perdido un gran docente.
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-¿Usted quién es?
-Nací en Oviedo (1961), mayor de tres hermanos, pero soy vecino de Gijón de siempre. Me considero trabajador y sociable, no en vano la mayor parte de mi vida la paso con la gente, y procuro implicarme con ella. Estoy casado y tengo dos hijos, Alfonso e Irene. Irene es un nombre de origen griego que significa «la que trae la paz».
-¿Siempre quiso ser médico?
– Me gustaba la Biología y las Ciencias Naturales, y por otra parte mi padre al trabajar en banca, me hizo sentir interés por la Economía. De manera que después de hacer el Bachiller en el Colegio de la Inmaculada, me matriculé en Económicas y en Medicina, al mismo tiempo, para ver qué carrera me atraía más. El año de Económicas me sirve para calcular los costes de la diabetes en España.
-¿Hizo Medicina en Oviedo?
-Sí, cuando era decano de la Facultad Antonio Pérez Casas, del que me cabe el honor de haber sido su alumno y su médico hasta el final de su vida. El actual decano es Alfonso López Muñiz; no somos parientes pero sí amigos. Hice la especialidad también en Oviedo, en el antiguo hospital, y el día que la acabé tuve que dar una charla. Entre el público había un médico de Canarias, que me propuso irme a trabajar al Hospital Universitario de Tenerife, en La Laguna. Permanecí allí quince años, dedicado principalmente al desarrollo de la medicina preventiva de la diabetes.
– Y un día hizo las maletas, ¿por qué?
-Me apetecía volver a mi tierra. Me incorporé al Hospital de Jove, donde he vivido siete años muy buenos. Yo era el único endocrino y pasaron por mi consulta 55.000 pacientes. Hay que tener en cuenta que La Calzada es uno de los barrios más grandes de España, con una población mayor que la de Soria.
-Y ahora acaba de trasladarse a Mieres?
-Sí, llevo una semana en el Hospital Álvarez-Buylla de Mieres; deseaba incorporarme a mi plaza del Sespa.
-Sabemos lo que es la diabetes, pero ¿usted cómo la calificaría?
-Hace poco propuse a un grupo de pacientes que escribieran en la pizarra la respuesta a esa misma pregunta. Uno de ellos, apuntó: un coñazo. A la diabetes hay que tratarla como a tu pareja. Todo va bien si la tratas bien, y mal si la desprecias. Todas las complicaciones de la diabetes derivan de la falta de control. Y éstas son graves. Es la primera causa de ceguera en la población laboral; la primera causa de diálisis y de trasplante renal. En un 20 o 30 por ciento, es el origen de la enfermedad periodontal; los dientes se caen solos. Y tiene una influencia enorme en los infartos y en los ictus.
-Pero parece que la gente no le da importancia, como al cáncer, por ejemplo.
-Ése es el tema. Todas esas complicaciones se evitarían.
-¿Cómo se diagnostica?
– Hay tres puntos de identificación. El primero es el predisponente genético. El segundo la obesidad. Y el tercero la sensación de sed, la pérdida de peso y orinar mucho. Diabetes significa «río». Un río de glucosa. Se te va el azúcar por la orina, pierdes energía, aumenta el riesgo de infecciones, y a largo plazo se cierran los vasos sanguíneos; de ahí, el infarto, el ictus y las amputaciones. El 90 por ciento de los diabéticos son del tipo 2, es decir los que tienen el factor genético o son obesos.
-¿Tiene cura, la diabetes?
-No, pero un buen control se asemeja a la curación. Falta conocimiento; si doliera? Hay que saber si la padecían tus ancestros para tomar medidas que te pueden salvar la vida.
-¿Han avanzado sus tratamientos?
-Hoy los hay maravillosos. Va a hacer cien años del descubrimiento de la insulina, la hormona que distribuye el azúcar en nuestro organismo. Su insuficiencia se puede recuperar con pastillas o con un simple pinchazo. Hay insulinas de larga duración, hasta 72 horas, con un bajo riesgo de sufrir hipoglucemia. Éstas, las bajadas de azúcar, son fatales puesto que el cerebro sólo se alimenta de azúcar.
-¿Entonces, esas dietas de adelgazamiento que la suprimen?
-Ojo, es que hay dos tipos de azucares. Los simples, o sea, los que contienen los pasteles, las golosinas, los bombones y los refrescos; éstos son malísimos para la salud en general. Y luego están los azúcares complejos, que están en el arroz, las legumbres, la fruta, la pasta y el pan; los buenos.
-¿Son caros los tratamientos?
-Carísimos, por culpa de las complicaciones. Cuestan al Estado 5.800 millones de euros al año, lo mismo que el presupuesto del Ministerio de Defensa. Es el coste más alto de toda la Sanidad, con diferencia. Sólo en Asturias se emplean más de 100 millones de euros al año en su tratamiento.
-¿Tiene una edad, la diabetes?
– La del tipo 1, la de los niños, es autoinmune y se controla con insulina; su incidencia es menor. La del tipo 2 afecta a personas de cualquier edad, es la de origen genético unido a una alimentación inadecuada.
-¿Se muere de esta enfermedad?
-No, pero sí de las complicaciones, pudiendo quitar diez o veinte años de vida. Todas estas cosas terribles que contamos, insisto, pueden evitarse con un buen control.
-¿Es posible que haya gente por la calle diabética que no lo sabe?
-Unas 30.000 personas en estos momentos que lo ignoran, pero que acabarán enterándose, con posibles consecuencias irreparables. No hay mecanismos de alarma, así que los médicos nos enfrentamos a una ardua tarea.
-¿Existe una diabetes adquirida, es decir, sin factor genético?
-Sí, pero menos frecuente. Es aquella debida a daños en el páncreas, por el exceso de alcohol o una enfermedad del páncreas.
-¿Hay zonas en el mundo más proclives, o está generalizada?
-Se dan menos casos en China, en Japón; la gente es más delgada. Hay islas en el Pacífico cuya población era muy esbelta, pero llegaron los americanos, pusieron una base y a continuación se instaló McDonald’s y demás regocijos, y hoy son diabéticos. Este mundo no tiene arreglo; mil millones de personas mueren de obesidad y otros mil millones pasan hambre.
-¿Qué le diría a la gente en general?
-Que no se aterrorice nadie, pero lo primero es hacer una reflexión para enterarse de si hay riesgo de padecer diabetes, para afrontarla como una compañera con la que tienes que convivir. Todo el pecado proviene de la mala alimentación y el sedentarismo. Hay cinco millones de diabéticos en esta España de siglo XXI, y 380 millones en el mundo, pero se calcula que en 2030 habrá 560 millones, es decir, una de cada cuatro personas será diabética. ¿Quién lo va a pagar? La OMS, los EE UU. están muy preocupados.
-Imparta una lección, por favor.
-Con mucho gusto. Si se dan 5.000 pasos al día, se come 5 veces, con 5 raciones entre fruta y verdura y 5 gramos de sal, tendremos una buena salud.
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