La curiosa historia de la diabetes: de los antiguos egipcios al siglo XXI
Los antiguos egipcios ya conocían la diabetes (y la trataban).
Hace 3000 años los antiguos egipcios ya describían síntomas acordes a la diabetes mellitus: orinaban mucho y perdían peso sin causa aparente.
En el Papiro Ebers, uno de los tratados médicos más antiguos conocidos, se describe el tratamiento que brindaban a las personas que manifestaban dichos síntomas que consistía en una dieta de cuatro días que incluía el juego de la cocción de huesos, trigo, granos, arena, plomo verde y tierra, o bien: agua de charco de pájaro, bayas de sauco, leche fresca, cerveza, flores de pepino, y dátiles verdes.
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Pero fue Araetus de Capodoccia quien entre el año 80 y 133 uso el término «diabetes» para definir a esta enfermedad, debido a que en griego diabetes se define como «correr a través» y ello hacía referencia en este caso a la gran cantidad de agua que se eliminaba por orina.
Este médico griego consideraba que la poliuria o la gran cantidad de orina se debía a una falla en los riñones y que el agua no se retenía en el organismo de los afectados.
Más adelante, en 1675, Thomas Willis añade a la diabetes el término «mellitus» que significa «miel dulce» debido a la dulzura de la orina y la sangre de quienes padecen la enfermedad. Aunque la dulzura de la sangre y orina fue descrita ya en el siglo V y VI por médicos indios.
Recién en 1776 un británico, Dobson, confirma que la dulzura de sangre y orina se debían a la presencia de glucosa en las mismas, algo de origen desconocido. En 1857 Claude Bernard, de Francia atribuye a la producción excesiva de glucosa por parte del hígado, según relata Ahmed AM para la Saudi Medical Journal.
A finales del siglo XIX, Minkowski y von Mering, de la Universidad de Estrasburgo, extirpan el páncreas a un perro y le ocasionan al animal una diabetes terminal. Es en esta ocasión en que se confirma la influencia de este órgano en el desarrollo de la enfermedad.
Los grandes avances de los siglos XX y XXI
Una vez descrita la enfermedad y sabiendo la influencia del hígado, pero sobre todo del páncreas en el desarrollo de la diabetes mellitus, en 1908 Zuelzer extrae una sustancia pancreática y se la inyecta a pacientes diabéticos, logrando una eliminación del azúcar de la orina.
En 1921 se logra aislar esta sustancia denominada «insulina» y Banting describe los beneficios de su uso clínico, pero no es hasta pasada la década de los 70 que se comercializa la primer insulina y los medidores de glucosa en sangre.
En 1979 la National Diabetes Data Group clasifica a la diabetes en cuatro formas diferentes: diabetes tipo 1 insulino dependiente, diabetes tipo 2 no insulino dependiente, diabetes gestacional y diabetes asociada a otros síndromes o patologías.
Por supuesto, se fueron desarrollando variedad de fármacos conforme se fue conociendo la fisiología involucrada en el desarrollo de la diabetes. Hoy ya en el siglo XXI se cuenta con medicación de nueva generación con múltiples efectos que contribuyen a reducir los niveles de glucosa en sangre.
Como se puede ver, es una historia muy curiosa que comienza hace años atrás junto a los antiguos egipcios y hasta la actualidad no deja de desarrollarse, pues esta enfermedad metabólica es tan compleja como el cuerpo humano y por ello, aun en el siglo XXI hay mucho por saber, hacer y resolver acerca de la diabetes que hoy acecha a gran parte de la población mundial.
Bibliografía consultada | American Diabetes Association, Defeat Diabetes Foundation y Saudi Med J. 2002 Apr;23(4):373-8.
Imagen | Pixabay
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