La compañía danesa Novo Nordisk es uno de los gigantes mundiales de la industria farmacéutica. Tal vez la empresa sea menos conocida que otros grandes laboratorios europeos como Sanofi, Roche, Novartis o Bayer, pero la casi centenaria firma sigue escalando posiciones gracias a su papel como mayor fabricante del mundo de insulina, usada para tratar la diabetes.
Lars Fruergaard Jørgensen (Dinamarca, 1966) es el nuevo presidente y consejero delegado de la farmacéutica desde enero de este año. Habla con Cinco Días sobre los planes de la compañía.
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«Tenemos que asegurar que ponemos nuestro foco futuro en la innovación», apunta como uno de sus ejes estratégicos para potenciar el futuro de la compañía. «Debemos tener una investigación que beneficie a los pacientes y que además nos haga suficientemente competitivos», añade. La empresa es la líder en el mercado de la diabetes, con el 27% de la cuota mundial, según datos de la consultora QuintilesIMS, y cuenta con importantes rivales en el mundo como Sanofi y Lilly.
La firma danesa cerró el pasado ejercicio con 15.510 millones de euros de facturación y 5.095 millones de beneficio neto. En el primer trimestre del año, sus ventas crecieron un 5% y mejoró las previsiones, ya que espera un alza de entre un 1% y un 4% al final de año. La compañía espera que la comercialización de su nuevo fármaco Tresiba, cuyos ingresos crecieron un 166% hasta marzo, compense las pérdidas de patentes, como recoge en su último informe anual, y las incertidumbres que se abren en el mercado estadounidense, de donde procede nada menos que la mitad de la cifra de negocio.
«El mercado estadounidense es la mitad de nuestro negocio, por lo que es muy importante lo que allí suceda. El Gobierno de Trump deja, de momento, sin vigencia el Obamacare (la reforma sanitaria del anterior presidente Barack Obama). No es muy fácil de predecir qué va a ocurrir en los EE UU. Hay un intento de revertir el Obamacare y sustituirlo por algo que puede que tenga un impacto en 20 millones de personas que disponen de acceso a la salud gracias al programa de Obama. Mucha gente se quedará sin seguro», apunta.
Además, Trump ha insistido a los responsables de la industria farmacéutica que deben bajar los precios de los medicamentos. Una petición difícil de concretar en un mercado sin regulación de precios en ese país excepto en la compra pública de algunos programas del Medicaid y del Medicare. «Para nosotros, en el corto plazo, el impacto de las medidas de Trump es muy limitado y a largo plazo no podemos predecirlo», reconoce Jørgensen sobre la dificultad que están encontrando los laboratorios para realizar previsiones en ese mercado.
415 millones de afectados
La compañía Novo Nordisk nace en 1923 precisamente tras una visita a EE UU y Canadá del profesor danés August Krogh, que había recibido el Premio Nobel de Medicina, y de su esposa Marie Krogh, que era diabética. En esa época, esta enfermedad era extremadamente grave porque no existía una solución médica. La pareja visitó allí a unos investigadores canadienses que desarrollaban insulinas como remedio contra esta patología y la pareja volvió a Dinamarca con el permiso para fabricar esa insulina.
Esta pandemia (tanto en el tipo 1 como en el tipo 2) afecta a 415 millones de personas en el mundo. Se padece por la dificultad del cuerpo para fabricar o procesar la insulina, una hormona creada en el páncreas. Antecedentes familiares, razones ambientales, de alimentación, obesidad o envejecimiento son las principales causas para sufrirla. Para 2040, se espera que sean ya 640 millones de afectados, según la Federación Internacional de Diabetes.
«El impacto de las medidas de Trump a corto plazo es muy limitado. A largo plazo es muy difícil predecirlo?
«Creemos que el crecimiento del mercado farmacéutico de la diabetes continuará al menos a un ritmo del 5% anualmente. El número de afectados aumentará un 50% en 20 años. La mayor esperanza de vida provoca que la diabetes siga aumentando», explica este directivo, máster en Finanzas y Empresas y experto en economía de la salud.
Por eso recalca el problema sanitario al que se enfrentan los países europeos. «La diabetes es un gran reto para la sostenibilidad de los sistemas sanitarios públicos. En todo el mundo, los sistemas no son sostenibles. Tenemos que encontrar vías para prevenir la diabetes y también de cómo manejar mejor la patología para evitar que la atención sea inviable», asegura. «Porque tratar la diabetes de forma temprana es significativamente más barato que las complicaciones posteriores como las amputaciones, ceguera y otras que son muy caras de tratar. El diagnóstico temprano y el primer tratamiento deben ser grandes logros para ahorrar dinero al sistema a largo plazo», señala respecto a los estrictos controles presupuestarios y los recortes en gasto farmacéutico ante las políticas de austeridad que se han impuesto en toda Europa en los últimos años.
En nuestro país, el principal problema con el que se encuentran los laboratorios es la tardanza para aprobar los precios de reembolso de los fármacos innovadores que entran a la sanidad pública. «En España general tenemos buen acceso, llevando las últimas innovaciones al mercado pero también nos encontramos restricciones y vemos dificultades de acceso al mercado. Es un problema presupuestario ligado al gasto sanitario», destaca. Respecto a la investigación, en España la firma lleva a cabo actualmente 17 ensayos clínicos con la colaboración de 44 centros y hospitales.
«La mayor parte de nuestro I+D es intramuros, pero vamos a incrementar el grado de alianzas en la innovaciones y potenciaremos algunas pequeñas adquisiciones. En el área de diabetes somos líderes y no creo que mucha innovación venga de fuera de la compañía por la experiencia que ya tenemos», destaca. Aunque apunta claramente que su otro negocio, en el de la biofarmacia (con soluciones para enfermedades como la hemofilia), se abren las oportunidades para reforzarse: «En el área de biofarma tenemos una posición fuerte pero con crecimientos limitados ahora mismo, por lo que nos gustaría alguna alianza o compra que nos permita un mayor crecimiento en esa área».
«El número de afectados aumentará un 50% en 20 años. La mayor esperanza de vida provoca que la diabetes siga aumentando»
Novo Nordisk cuenta con 43.000 empleados y su fábrica de Kalundborg (Dinamarca) produce la mitad de la insulina que se utiliza en el mundo. La empresa creció en la última década a una media del 11%. En el pasado año, Tresiba aportó más del 40% del crecimiento. El siguiente fármaco en llegar, actualmente en proceso de aprobación por las autoridades sanitarias, es la molécula semaglutida, otra nueva generación de insulinas contra la diabetes tipo 2. «Espero que nuestros próximos superventas sean tanto Tresiba como semaglutida», avanza Jørgensen. Triseda supuso para sus cuentas solo 566 millones el pasado año, frente a las insulinas más consolidadas (6.380 millones) y el anterior lanzamiento de Victoza, que ya recaudó 2.690 millones.
Este post se basa en el tema «Lars F. Jørgensen (Novo Nordisk): ?La diabetes es un reto para la sostenibilidad de la sanidad?« publicado en Diabetes Foro.
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