La historia de Federico Freire, refuerzo de Olimpo, es muy particular. Hace ocho años que le detectaron esa enfermedad, pero su vida es tan normal como la de cualquier jugador profesional. Sergio Daniel Peyssé / speysse@lanueva.com
Algunas historias de vida merecen ser contadas. Y no importa que sea una persona común y corriente o un jugador de fútbol profesional con un nombre ganando en el ambiente de Primera división.
Federico Freire, uno de los actuales refuerzos de Olimpo, puede ser conocido para algunos, otros lo tendrán que «googlear», pero su testimonio de fe, de lucha, de perseverancia y de voluntad, lo convierte en un ejemplo, más allá de lo que pueda rendir dentro de la cancha una vez que arranque el campeonato y el aurinegro tenga que pelear por puntos que, fecha a fecha, lo irán llevando hacia el paraíso o el infierno.
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A Freire, o ?La Gata?, como le dicen, en 2007, una semana antes de viajar al Mundial Sub 17 de Corea, le descubrieron que tenía Diabetes Tipo 1, y como no pudo ir a defender los colores de la Selección Nacional, decidió dejar de jugar.
El doctor Luis Grosembacher lo convenció de que podía continuar con su sueño. Entonces, el futbolista capitalino tomó el consejo, se montó a su ilusión, logró llegar a la Primera de Vélez –el 28 de noviembre de 2011– y después de 15 partidos en el plantel profesional del Fortín, emigró a Catania, al máximo nivel del calcio italiano.
«El doctor Grosembacher me ayudó a pensar de otra manera. Lo veo cada tres meses para mis estudios de rutina, para ver cómo van dando los niveles de azúcar y para charlar un poco», le manifestó Freire al sitio «Canchallena» en septiembre de 2013.
–Hoy, ¿cómo llevás la enfermedad y qué cuidados tenés que tener a la hora de la práctica activa del fútbol al máximo nivel?
–Es una enfermedad tramposa, para muchos desconocida, que se puede despertar si no la controlás o tu estado de ánimo no es el que tiene que ser. Ya van 8 años y no me genera ninguna complicación a la hora de jugar al fútbol o de exigirme físicamente. Ocupándote, siendo consciente de la enfermedad, podés llevar una vida absolutamente normal.
Hoy, Freire sigue visitando la Liga Argentina de Protección al Diabético (Lapdi) y la Fundación Argentina de FADI, para dar charlas sobre su experiencia personal.
?A la diabetes no hay que tenerle miedo, sí mucho respeto. Muchos chicos diabéticos me escriben y me preguntan si pueden seguir el sueño de llegar a Primera. Sí, que se queden tranquilos, que pueden ser igual o más que cualquiera».
–¿Te sorprendió la enfermedad, o es hereditaria?
–Me sorprendió; no tengo familiares que hayan tenido diabetes. Además me agarró en un momento muy particular, cuando estaba en la selección argentina sub 17. Son piedras en el camino que hay que sortear, por algo pasan. Fue un momento duro, pero no me impidió ni me impide seguir con lo que quiero, que es jugar al fútbol.
?Vivaldo me dijo que era muy lindo jugar acá?
Freire tiene 25 años (6 de noviembre de 1990), es volante central, zurdo, mide 1,80 y hace tres meses que no juega de manera oficial.
–¿Qué más se puede agregar a tu vida futbolística?
–Me gusta jugar de volante central, una posición que conozco mucho, aunque me puedo desempeñar por cualquier lugar del mediocampo.
El año pasado, Cristian Díaz fue su DT en Universidad San Martín de Porres, en Perú.
«Tuve un excelente año, aunque a principios de 2016 quedé afuera del plantel por cuestiones extrafutbolísticas. Me volví a la Argentina y empecé a entrenar en Comunicaciones, donde recibí los mejores consejos del ?Flaco? Vivaldo (actual entrenador del «Cartero» y ex golero aurinegro)».
–Le mandé un mensaje a Vivaldo y fue muy directo: ?se llevan una joyita?.
–¡Qué fama me hizo!…(risas). Me habló muy bien del club, del trato familiar, y me dijo que la ciudad me iba a gustar, que acá podía hacer todos los trámites rápido y que el ritmo de vida me iba a cambiar en un cien por ciento. Me aclaró más de una vez que aproveche la oportunidad, porque es muy lindo jugar en Olimpo pese a que muchos no quieran ir a Bahía Blanca.
«Vendí de todo, incluso reglas para corte y confección»
Un buscavidas. «Cuando era chico, antes de terminar el secundario, necesitaba plata para los fines de semana, por eso vendí lo que se te ocurra. ¿Lo más raro? Reglas especiales para corte y confección. Mi mamá dictaba clases y yo aprovechaba para venderle las reglas a sus alumnas, porque la regla era un implemento de primera necesidad para esa actividad…(risas). Fueron momentos muy duros, porque mis padres no siempre me podían dar dinero para las salidas o mis gustos», señaló Freire.
El apoyo del «Turco». «En 2007, cuando me saltó la enfermedad, dejé de jugar casi automáticamente. Pero estaba en Vélez, y el técnico era Omar Asad, quien me acompañó, me dio tiempo y me salvó de todos mis pensamientos raros. Me dijo que el fútbol era una forma de vida muy linda, y que no la podía dejar por nada del mundo. Hoy, cuando pienso todo lo que me aconsejó, me doy cuenta de que fue vital para que yo, hoy, esté acá, activo y en el máximo nivel profesional».
Ilusionado. «El grupo humano es excelente, y a partir de ahí tenemos que salir a hacer el mejor torneo de nuestras vidas. El promedio es flaco, pero con la forma de jugar de Cristian (Díaz), vamos a dar que hablar, te lo aseguro».
Este post se basa en el tema «Federico Freire: ?La diabetes no me impidió ni me impide jugar al fútbol?« publicado en Diabetes Foro.
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