Durante mi época estudiantil en CU llevé varias materias relacionadas con Biología Molecular cuando estudiaba una maestría sobre Seguridad Radiológica. El curso de Genética tenía el objetivo de despertar el interés de los alumnos en los aspectos relacionados con los genes que se transmiten de nuestros padres y ancestros y así se podía comprender el por qué muchas características de ellos, aparecían en las nuevas generaciones.
Las leyes de la herencia existen, vaya novedad, pero sus efectos no son tan predecibles, como se destacaba en las aulas y libros, pues los mecanismos que operan para la creación de un nuevo ser son muy complejos dado que son interacciones de macromoléculas de ADN femeninas y masculinas, que involucran aspectos físicos, químicos y desde luego biológicos. Toda una ciencia. Así, no es raro ver que muchos rasgos de los padres, color de piel y de ojos, posturas, facultades artísticas, etc., se heredan pero hay brincos, (factores recesivos), y algunos hijos lo hacen de sus abuelos y no de sus progenitores.
Sin embargo, también se transmiten características negativas del metabolismo biológico que aparecen poco a poco como enfermedades, pero hay otras que se adquieren a partir de los malos hábitos alimenticios y de ejercicio corporal, y que, aplicado a un grupo poblacional pueden generar problemas de salud de gran importancia.
Y ¿a qué viene todo esto?, te preguntarás amigo lector, pues bien, se trata de que hace unos días la Secretaría de Salud anunció que el país está frente a una ?emergencia epidemiológica?, noticia que fue comentada ampliamente por un Médico Consultor en un excelente texto, en el cual habla del fracaso de la autoridad médica nacional en la atención efectiva de la diabetes mellitus tipo 2 (que no requiere aplicación de insulina) pues el número de prevalencias del padecimiento se ha duplicado en 14 años, y la tendencia es creciente.
No tengo conocimientos para opinar sobre los aspectos formales biológicos ni médicos, pero sí experiencias en el manejo del padecimiento en el ámbito familiar, y en particular cuando la diabetes mellitus aparece desde temprana edad, es decir no adquirida ni congénita, sino provocada por la entrada de un virus que ataca el páncreas de un niño y que lo predispone a utilizar insulina permanentemente.
La primera reacción de los padres es de pánico y los obliga a empezar su educación sobre el manejo del padecimiento con la guía de médicos especialistas, de manera que todo el grupo familiar lleve una vida normal. Independientemente de la aplicación diaria de la insulina y el control de los niveles de glucosa en sangre, la familia entera cambia de pronto sus hábitos alimenticios y de ejercicio físico, para enfrentar la enfermedad.
Si diariamente había pan de dulce, mermelada y refrescos, de repente desaparecen de golpe y se substituyen por bolillos, fruta con poca azúcar, agua fresca con endulzantes no calóricos, y agua simple. Con referencia a las fuentes de proteínas, éstas se alternan y aparecen los vegetales con abundancia. La comida chatarra es borrada del menú y surgen alternativas como nueces y cacahuates.
Con relación al ejercicio, éste se incorpora a la dinámica familiar dejando atrás la pasividad que proporciona la televisión y más ahora con la intromisión en los hogares de los llamados ?teléfonos inteligentes?, de los que comenté en otras Glosa y publicadas en Excélsior hace meses.
Tanto el diabético como la familia entera pueden lleva una vida normal y sobre todo sana, que previene de otras enfermedades de distinta índole sin haberlo planeado deliberadamente. Gracias por la diabetes.
En el caso que nos ocupa y al que se refiere el lamentable anuncio gubernamental, la situación es muy delicada pues no se entendió el problema y ahora se tiene una emergencia de salud. Aparte de los casos de la diabetes no adquirida, el padecimiento se vuelve una enfermedad crónica con repercusiones de todo tipo incluyendo las económicas.
No se trata de buscarlos ?presuntos culpables? sino de dar una solución a la emergencia, y sobre todo realizar acciones efectivas para que el problema no continúe. ¿Cómo resolver la emergencia?, no lo sé; pero lo que sí sé es el cómo prevenir la adquisición de la diabetes por malos hábitos alimentarios y de ejercicio, a través de la dedicación en el tema, tanto en el ámbito familiar como en el escolar. Sí se puede y urge dar los primeros pasos.
Por Enrique García y García
Físico nuclear egresado de la UNAM
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Este post se basa en el tema «Diabetes… educación familiar y escolar« publicado en Diabetes Foro.
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