Pie diabético: qué es y cómo se trata este problema de la diabetes

Las personas con diabetes tienen más riesgo de tener problemas en los pies. De hecho, hasta un 34% pueden desarrollar úlceras en el pie, según datos del Ilustre Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad de Madrid (COPOMA).

Pero no solo eso: se estima que la tasa de amputación por pie diabético es más de 15 veces superior a la de la población general. Esto podría evitarse controlando la enfermedad y dando un cuidado especial a los pies.

¿Qué es el pie diabético?

El pie diabético es una consecuencia más de la diabetes cuando no está bien controlada, e incluso estando bien controlada puede haber cierto grado de incidencia. Y es que unos niveles de glucosa altos en sangre provocan:

Una afectación de los nervios de las piernas y los pies (neuropatía), de forma que la persona pierde sensibilidad en esta zona.
Una disminución del riego sanguíneo de las piernas y los pies (vasculopatía).
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Ambas situaciones (la falta de sensibilidad y la mala circulación) pueden provocar que lo que empieza con una simple herida en el pie se acabe convirtiendo en una úlcera con consecuencias nefastas.

Las personas con diabetes deben cuidar especialmente sus pies

Esto ocurre porque, tal y como asegura el Dr. Pedro Villalta, presidente del Ilustre Colegio Oficial de Podología de la Comunidad de Madrid (ICOPOMA), al paciente «se le suele pasar por alto esa heridita que tiene en el pie porque no nota dolor ni tampoco tiene costumbre de revisar los pies. Y, si no se controla, una pequeña herida en un paciente con diabetes es mucho más grave que en una persona sana porque, al fallar la circulación, cicatriza mucho peor, con lo que aumenta el riesgo de infección y de tener que amputar el dedo».

¿Cómo curar el pie diabético?

El tratamiento del pie diabético depende del alcance de la lesión y puede incluir:

– Limpieza de la herida.
– Drenaje del líquido o pus de la úlcera.
– Extracción del tejido muerto o infectado.
– Aplicar vendajes y cremas específicos para absorber el exceso de líquido y proteger la herida.
– Uso de una silla de ruedas o muletas para descargar el peso del pie afectado.
– Antibióticos orales o intravenosos para controlar y eliminar la infección.
– A veces, la amputación es necesaria para evitar que la infección se extienda a otras partes del cuerpo.

¿Cómo prevenir el pie diabético?

El Dr. Villalta asegura que las consecuencias del pie diabético podrían evitarse. En primer lugar, teniendo la diabetes bajo control con la medicación adecuada, así como dieta y ejercicio. Y por otro lado es muy importante ser muy cuidadoso con los pies. Por tanto, si tienes diabetes:

Revisa diariamente tus pies y busca cualquier señal de pequeña rozadura, herida, enrojecimiento, cambio del color de las uñas… Fíjate bien entre los dedos de los pies, las uñas, el talón… Para observar bien la planta de los pies ayúdate de un espejo. Ante la mínima señal de lesión, acude al podólogo para que haga la cura pertinente.

Lava tus pies a diario con agua templada. Tanto si es muy fría como si es muy caliente agrede la barrera lipídica de la piel. Tampoco tengas los pies más de 5 minutos en remojo y evita usar guantes de crin o piedra pómez. Y seca muy bien los pies, especialmente entre los dedos, para que no queden zonas húmedas.

Hidrata los pies dos o tres veces al día con una crema específica. No dejes ningún rincón sin hidratar: la planta, entre los dedos… Si la piel está seca tiene mayor tendencia a sufrir grietas que son una puerta de entrada a gérmenes y, en consecuencia, infecciones.
Utiliza calcetines de tejidos naturales sin costuras y cámbialos a diario. Unos calcetines inadecuados también pueden provocar pequeñas lesiones o dificultar la circulación, sobre todo si aprietan en los tobillos.
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El calzado debe ser de buena calidad: de piel, sin costuras internas, ligeros y transpirables. Es muy importante que se adapte muy bien al pie y que no apriete. Un consejo es comprarlo al final del día ya que el pie está más hinchado, con lo que no te encontrarás sorpresas.

Evita sandalias, tacones altos o puntas estrechas ya que pueden provocar rozaduras. La elección del calzado es esencial porque es uno de los factores que más influye en la aparición de posibles heridas.

Revisa a diario el interior de los zapatos con la mano. Puede haber alguna piedrecita o cualquier otra cosa que, al tener poca sensibilidad en el pie, puede pasarte inadvertida y originar una lesión.

Corta las uñas de los pies de forma recta para evitar que se claven los laterales.

Evita caminar descalzo, tanto en casa como en la playa. La persona diabética debe proteger especialmente sus pies ya que tiene muy poca sensibilidad en ellos.

Y recuerda, aunque no tengas ninguna lesión y controles la enfermedad, si tienes diabetes debes acudir cada 6 meses al podólogo para una revisión en profundidad.

Con los cuidados oportunos el pie diabético no tiene por qué dar problemas, pero sin ellos los riesgos son muy altos. De hecho, el Dr. Villalta asegura que la podología debería incluirse en la Seguridad Social como parte del tratamiento que necesita el paciente diabético en Atención Primaria. Esta es una reivindicación de COPOMA y de muchos otros colegios de podólogos.

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